miércoles, 2 de diciembre de 2009

Trabajo Vs Corrupción

Somos muchos los concejales, afiliados y simpatizantes, que en las agrupaciones locales dejamos nuestro esfuerzo, nuestra ilusión y nuestro tiempo, que suele coincidir con el que deberíamos dedicar a nuestras familias.

Nuestra motivación es ser útiles.
Nuestro convencimiento de poder aportar ideas y soluciones, nos impulsan a estar ahí, dedicando nuestra labor a los vecinos, y además, a intentar comprender el derecho administrativo y a descifrar los entresijos de la hacienda pública, el urbanismo, etc., y pese a todo ese esfuerzo y dedicación, en la mayoría de los casos no se nos reconoce ese trabajo por parte de los destinatarios.
Eso puede ser culpa nuestra.

Pero a mi, lo que más me duele es la falta de atención, por parte de nuestros vecinos a los problemas puntuales, que suelen ser muchos, sobre todo en los pueblos.
Esos problemas se multiplican por que muy poca gente de los que estamos involucrados tenemos una formación técnica o especifica de las diferentes áreas municipales, con lo que la labor de control se reduce a mínimos por nuestras propias limitaciones, pero lo suplimos con nuestro esfuerzo y con nuestra ilusión.

Y eso se difumina detrás de las continuas noticias que involucran a la clase política en casos de malversación, corrupción, cohecho, prevaricación…

Nuestra probabilidad de recuperar la credibilidad, se incrementará si invertimos en atender nuestra agrupación local, y en hacer todo lo necesario para ser útiles y visibles a los vecinos.

Tenemos que ser capaces de canalizar las demandas de los vecinos y hacerlo seriamente, dando respuesta a esas preguntas, ya que eso repercutirá favorablemente en la estima que tenga la gente de sus representantes y en definitiva de nuestras agrupación.


La política empieza en los pueblos y las ciudades, que es donde el ciudadano percibe cuanto paga y que servicios recibe a cambio.
Debemos presentar a los ciudadanos cual es el análisis real de ese intercambio, debemos facilitar la comprensión de esos datos a los vecinos.
Que sepan lo que se hace con su dinero, sobre todo ahora, en tiempos de crisis.

Quizá esa es una cuestión primordial, y todos deberíamos reflexionar sobre ello, por que parece que lo único que queda es la sensación de que todos los políticos somos corruptos.

Quizá ayuda poco que algunos Alcaldes y cargos electos multipliquen sus bienes por veinte después de varias legislaturas, máxime cuando llevan al punto contrario el erario público.
Es curioso que la gestión de sus empresas sea siempre impecable y alcancen beneficios y sin embargo las de las cuentas públicas siempre presenten déficit…

Lo que no es de recibo, es que a los políticos de base, a esos que nos cuesta dinero ejercer nuestra labor, pero que lo hacemos por convencimiento, nos inunde a veces la sensación de soledad y desinterés.

Pero a mi sobre todo, lo que más me ofende es que se nos meta a todos en el mismo saco.

Tenemos suerte de contar con gente desinteresada, que lejos de cobrar, aportamos nuestro apoyo y lo poco que sabemos a nuestra agrupación, a nuestros electores, sin tener en cuenta nada más que nuestras convicciones y nuestras ganas.

Unámonos. Aprovechemos nuestro esfuerzo coordinando nuestro conocimiento y conozcámonos a través de los problemas de los demás, debatiendo y enriqueciendo el diálogo.

Pero a parte de eso, me permito hacer una reflexión desde aquí:
¿Qué probabilidades tenemos de vender un producto que la gente no conoce, o no quiere ver?
Debemos trasladar y dejar claro a los vecinos que somos igual que ellos, con nuestras virtudes y defectos, pero miembros igual que ellos de la sociedad.

Lo único que nos diferencia de ellos es nuestra intención de ser útiles a los demás.

Y al final lo que queda, después de tanto desprestigio motivado, es que los demás deben servir a nuestros intereses.

Mala época esta si lo que propicia es que los políticos quieran ser importantes antes que útiles.
Y nosotros no queremos ser importantes, queremos servir a los ciudadanos.

Debemos ser claros y diferenciarnos de aquellos que manchan el buen nombre del servidor público.

No sólo debemos trabajar juntos, vecinos y representantes, si no en la misma dirección, y dejarnos de asumir culpas ajenas, que además de ser injustas, son lo menos necesario para nuestra labor.

Alberto M. M.

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